Hola, esta es la entrega #21 de Sala de herramientas. Soy Patricio Contreras, periodista y profesor. Este mini boletín llega a 472 suscriptores. Y podrían ser más: si conoces a otras personas que les pueda interesar, reenvía este correo.
Esta semana es para hablar sobre un malestar que le he leído y escuchado a muchos profesores durante esta pandemia: las cámaras apagadas durante una clase sincrónica. Espero que te sirva.
La situación
Todos los profes virtuales hemos vivido esto:
Al principio (marzo) me frustré; después (abril) me resigné. Ahora (septiembre) pienso que hay muchas cosas que subyacen a este fenómeno y prefiero entenderlo. Lo que compartiré a continuación es una traducción libre de una infografía de Torrey Trust, profesora de tecnologías educativas y mi nueva mejor amiga.
Primero: ¿por qué los estudiantes no prenden sus cámaras?
Privacidad. Incomodidad de mostrar sus hogares a compañeros y profesores.
Seguridad. Evitar que su imagen (y la de sus familiares) sean capturadas o registradas para acoso virtual.
Equidad. Conexión a internet débil o intermitente.
Personal. Pueden sentir ansiedad y timidez de aparecer en cámara.
Segundo: ¿qué debemos evitar hacer?
Condicionar el uso de la cámara a notas, incentivos en calificaciones, asistencia.
Expulsar estudiantes si no prenden su cámara.
Generar situaciones de aprendizaje que los obliguen a prender sus cámaras.
Tercero: ¿qué deberíamos hacer?
Deja que tus estudiantes decidan si prenden la cámara o no. Recomienda el uso de fondos virtuales para ocultar sus entornos.
Monitorea su participación. Haz preguntas frecuentemente. Permite que respondan con voz, con texto en el chat, a través de encuestas, o con emojis.
Utiliza herramientas de recolección de información tipo Google Forms.
Cuarto: “¡No me gusta hablarle a pantallas en negro!”
Dile a tus estudiantes que agreguen una imagen (fotografía, bitmoji, ilustración) a sus perfiles, para que aparezca durante la videollamada y tengas una audiencia estática, pero audiencia al fin y al cabo.
Quinto: pregunta antes de suponer
“Este es un momento desafiante para todos”, escribe Torrey. “Si tus estudiantes están complicados para participar, pregunta antes de hacer suposiciones sobre sus acciones o castigar su falta de compromiso”.
Una lectura sobre cámaras encendidas y trauma
Este texto de Karen Costa me abrió la cabeza. Está en inglés pero nada que el traductor de Google no pueda solucionar. En Estados Unidos dos de cada tres adultos ha sufrido alguna experiencia traumática en la infancia. A partir de ese dato se pregunta: ¿debemos exigir a nuestros estudiantes que prendan su cámara? Su respuesta corta: no. “Exigir a los estudiantes que estén frente a la cámara es contrario a todo lo que sabemos sobre el diseño universal para el aprendizaje, sobre las prácticas de enseñanza inclusivas y conscientes del trauma y sobre cómo hacer un uso efectivo de las posibilidades del aprendizaje en línea”.
Esta semana el botón para procrastinar te llevará a una biblioteca gratuita de novelas cortas latinoamericanas.
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Eso es todo, profes.
Saludos y buen fin de semana,
Patricio Contreras